Mártires Justo y Pastor

MÁRTIRES JUSTO Y PASTOR

En esta entrada hablaremos de los santos mártires Justo y Pastor, que considero un ejemplo del sacrificio por amor a Jesucristo. Que su ejemplo nos sirva de guía.

EJEMPLO

En la época del Imperio Romano la vida para los cristianos no fue nunca fácil, hasta el Edicto de Milán (313 d.C.) el ser cristiano estaba prohibido y se pagaba con la muerte. De vez en cuando se gozaba de un periodo de tranquilidad que era aprovechado para expandirse y construir templos, pero tras las reformas de Diocleciano (instituyó una tetrarquía, un gobierno de dos Césares y dos Augustos) y las presiones del César Galerio sobre el emperador empezaron las persecuciones a partir del edicto del año 304, que condenaba a muerte a cualquier persona que no hiciese sacrificios a los dioses romanos.

Sin entrar en detalles escabrosos baste decir que fueron las más intensas y crueles de toda la historia cristiana hasta la persecución de la guerra civil española, y superó ampliamante en víctimas a las anteriores persecuciones.

Entre las decenas de miles de mártires anónimos de la persecución destaca San Jorge [Ver San Jorge de Capadocia], torturado de cuatro formas distintas (Entre las que se incluían el torno o el empalamiento). De los mártires que destacaron de esta persecución se encontraron estos dos pequeños niños de 7 y 9 años, que vivían en Complutum (la actual Alcalá de Henares).

En España el emperador Maximiano era representado por el gobernador Daciano, el cual ha pasado a la historia como un tirano de los más siniestros y crueles. No dudó ni un instante en aplicar con severidad las leyes anticristianas, y las cárceles y los circos se llenaron de la sangre de inocentes, de aquellos que preferían morir antes que renunciar a Cristo, su salvador.

Espoleados por esos ejemplos de valentía y amor por Cristo los dos niños, Justo y Pastor, abandonaron la escuela y buscaron al magistrado encargado de los cristianos, a quien declararon que ellos mismos eran cristianos y que no pensaban renunciar. El juez, pese a ser dos simples niños, los mandó azotar (generalmente usaban varas de madera o cosas peores), pero ellos siguieron firmes en su Fe, incluso se animaron entre si a aguantar.

Finalmente, tras ver que nada conseguía la tortura, ambos fueron decapitados, seguramente en las afueras de la ciudad, lejos de cualquier mirada indiscreta que contemplase tal atrocidad.

El poeta Prudencio los nombra en su Peristefhanon, declarándo que son "la gloria para Alcalá", Venancio Fortunato los nombra y están presentes en calendarios visigodos y aparecen venerados en la liturgia mozárabe. Sus sepulcros permanecen en su ciudad natal, Alcalá de Henares, en Madrid (España) y la Iglesia celebra su día el 7 de agosto. Son patronos de su ciudad y de toda la archidiócesis de Madrid.

Justo y Pastor son dos santos que nos muestran que servir al Señor, hasta sus últimas consecuencias, no depende de nuestras fuerzas físicas ni destreza, si no de la medida de nuestro espíritu, y que si ellos, dos niños tan pequeños, fueron capaces de ir al encuentro de Dios por este camino tan amargo y glorioso, ¿qué no podríamos hacer nosotros, con mayor edad?

Lope de Vega también se acuerda de ellos, dedicándoles este soneto: "Dos corderos al cielo sacrifica, primicias ya de innumerables santos".

Que los Santos Niños sean para nuestras vidas dos lámparas que nos iluminen el camino hacia Dios.

Para saber más entre aquí y aquí.

Un abrazo en Cristo.

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Un abrazo en el Corazón de Cristo.