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Divinidad de Jesucristo

DIVINIDAD DE JESUCRISTO


En el presente artículo se tratará la Divinidad de Jesucristo
[Ver artículo sobre Jesús, de próxima publicación], el Mesías enviado al pueblo de Israel para la salvación de toda la humanidad. Así mismo creemos que también es enteramente hombre [Ver artículo sobre la Humanidad de Cristo, de próxima publicación].

BÁSICO
La respuesta es bien sencilla: Si, es Dios. Para nosotros Jesucristo (O Cristo, Jesús, El Mesías...) Es una de las tres Personas distintas entre si que forman al Dios único y Todopoderoso, creador de todo el Universo [Ver artículo sobre la Trinidad, de próxima publicación], el cual bajó a la tierra y se hizo hombre, para ser crucificado por nosotros y resucitó, perdonando así nuestros pecados y permitirnos llegar al cielo.

Nuestra religión y nuestras creencias giran en torno a Él, está en todas nuestras iglesias representado de distintas formas y ocupando un lugar preeminente en el Sagrario [Ver Verdadera Presencia de Cristo en la Eucaristía]. El Nuevo Testamento de la Biblia habla principalmente de Él y su obra, y de ahí sacamos casi toda la información y enseñanzas suyas.


INTERMEDIO

El testimonio de los Apóstoles
La divinidad de Cristo ha sido siempre un tema muy discutido, que ha dado lugar a terribles cismas y desviaciones. El problema viene de que no hay ningún texto en que Jesús diga explicita y meridianamente claro (Y mucho me temo que si lo hubiese habría dado lo mismo) que Él es Dios, o que hay que adorarle, sin embargo si que lo hicieron sus apóstoles, por ejemplo San Pablo se refiere a él en estos términos:

"... de ellos son también los patriarcas; de ellos procede Cristo en cuanto hombre, el que está por encima de todas las cosas y es Dios bendito por los Siglos. Amén." - Rom 9:5 -.

"Procurad tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, teniendo la naturaleza gloriosa de Dios, no consideró como codiciable tesoro el mantenerse igual a Dios" - Flp 2:5-6 -.

También San Pedro habla de la Divinidad de Cristo:

"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe no menos preciosa que la nuestra mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo." - 2 Pe 1:1 -.

Efectivamente, los primeros apóstoles que conocieron directamente a Jesús no guardan ninguna duda al respecto. Jesús es el Mesías prometido por Dios, pero además es el propio Dios, y así lo hacen saber a todo el mundo. Así mismo afirman que hay un sólo Dios ¿Cómo lo explican? No pueden, pero saben que es verdad. Tendrán que pasar varios siglos hasta que se encuentre la formulación adecuada.

La divinidad de Cristo no está sólo reflejada en el Nuevo Testamento, en el Antiguo Testamento, que no es más que el anuncio de la llegada de Cristo, aparece muchas veces prefigurado, en profecías y anuncios de su llegada.


"Después les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y me pagaron treinta monedas de plata. Y el Señor me dijo: Echa al tesoro ese magnífico precio en que me han tasado." - Zac 11:12-13 -.

Esta cita, sacada de la profecía de Zacarías de los dos pastores, se refiere directamente a las monedas que recibió Judas por entregar a Jesús ante el Sanedrín. Cómo se puede ver es el propio Yahweh el que se auto-adjudica ese hecho, y así lo reconocieron los primeros cristianos, quienes vieron en Jesús la profecía cumplida.

El evangelio de San Juan, quien parece ser que fue el apóstol que mejor le comprendió en vida, comienza con un himno a Cristo Jesús, que comienza de ésta manera:

"En el principio existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios." - Jn 1:1 -.

"...estaba con Dios y era Dios.", refieriéndose a Cristo no puede ser sino una distinción de las personas del Padre y del Hijo dentro de la misma y única divinidad. El Hijo es la Palabra, o el Verbo, que más tarde se encarnó de María para salvarnos y fué llamado Jesús.

"Una voz grita: Preparad en el desierto para el Señor un camino, allanad en la estepa una senda para nuestro Dios." - Is 40:3 -.

He aquí otra profecía, esta vez de Isaías, que es muy clara: una voz aparecería en el desierto para ser percusora de la venida de Dios. Los evangelistas vieron en el texto del profeta judío una profecía que se cumplió cuando Juan el Bautista precedió a Jesús. Si Juan fue la voz en el desierto, Jesús debía ser Dios. ¿Se equivocó Isaías al profetizar la venida de Yahweh, cuando en realidad vino solamente un hombre? ¿Se equivocaron los apóstoles al considerar que la profecía se había cumplido, cuando en realidad no era así, porque en vez del mismísimo Yahweh vino un mesías solamente humano?. Y por si fuera poco el propio Juan el Bautista repite estas mismas palabras atribuyendo este mismo significado en - Jn 1: 23 - "Dijo: Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el camino al Señor (Cómo dijo el profeta Isaías)".


AVANZADO


El testimonio de Jesús

La divinidad de Cristo es algo totalmente implícito en el conjunto del Nuevo Testamento. Por un lado Cristo, trata por todos los medios de esconder su mesianidad, como en Cesaréa de Filipo, donde pide a los apóstoles que no la revelen (-Mt 16:13-20-). Jesús evita el título de Mesías por las connotaciones político nacionalistas que implicaba, sin embargo no evita presentarse como "Hijo del Hombre" (título mesiánico poco comprendido en ese momento) y, al hablar del Padre, se presenta como su hijo en sentido único e intrascendente. Tan sólo cuando ya no le servirá de nada y no podrán "usarlo" políticamente, frente al Sanedrín, confesará su mesianidad:

"'¿Eres tú el Mesias, el Hijo del Bendito [Dios]?' Jesús le dijo: '¡Yo soy!, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del todopoderoso y venir entre las nubes del cielo'. Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo: '¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia...'" - Mc 13:62-63 -

"¡Yo soy!", Yahweh, el nombre de Dios; ésta es la blasfemia: hacerse igual a Dios. Más tarde, frente a Pilatos, vuelve a confesar: "'Tu lo dices, yo soy rey. Para eso nací y para eso he venido al mundo'. -Jn 18:37-".

Pero por otro lado sus acciones, palabras y gestos invitan a centrar en él el mensaje de Salvación. Jesús no es como Buda, Moisés o Mahoma, todos profetas que se limitan a mostrarnos una regla de comportamiento, un camino de salvación que, en última instancia, funcionaría sin ellos; Jesús se presenta a sí mismo como "el Camino, la Verdad y la Vida. - Jn 14:6 -", Su propia persona es el camino de Salvación, no su doctrina, ni su ejemplo, ni la potencia divina operante a través de él. Jesús no da comienzo a una filosofía o movimiento religioso, se presenta Él mismo cómo el mediador perpetuo, eterno, único, entre Dios Padre y los hombres.

Jesús nos pide tener siempre fe en Él (- Mt18:6 -), no en su mensaje ni en su doctrina. Él es la única vía a la salvación, de tal forma que "El que no está conmigo, está contra mi, y el que no recoge conmigo desparrama. - Mt 12:30 -", tan sólo una identidad divina puede decir esto. Cristo nos exige todo, "el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mi. - Mt 10:38 -", nos exige poner su amor por encima del de cualquier otro (- Mt 10:37 -), pues tan sólo podemos amar al prójimo como reflejo del amor que a Él profesamos (- Mt 25:40 -). Es tan sólo Él quien nos garantiza la vida Eterna (- Lc 9:24 -) si le seguimos. Y quíen crea en Dios ha de creer también en Él "No estéis angustiados. Creed en Dios, creed también en mi - Lc 14:1 -".

Los apóstoles han de perdonar los pecados "en su nombre" (- Lc 24:27 -), no hay que estorbar a quien obre mialgros "en su nombre" (- Mc 9:38 -) y, por supuesto, hemos de Bautizar "...en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (- Mt 28:19 -).

"Los judíos le dijeron: 'No tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?' Os aseguro que antes que naciera Abraham, existía yo" - Jn 8:57 -

Que Él ya existiese antes incluso que Abraham tiene sólo una respuesta: Jesús es el Verbo encarnado.

Atribuciones de Dios

Lo primero que notamos de jesús es su acción sanadora; milagrosa, podríamos decir. Gran parte de su acción en su vida pública consiste precisamente en eso. Cuando los discípulos de Juan el Bautista van a preguntarle acerca de si Él era el Mesías, les responde: "Y les respondió: 'Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan...'" - Lc 7:22 -. La respuesta y actitud de Jesús, como no podia ser de otra forma, viene a confirmar aquello que dijo el profeta Isaías: "Decid a los pusilánimes: ¡Ánimo, no temáis! Mirad, es vuestro Dios; ya viene la venganza, la revancha de Dios; viene él mismo a salvaros. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo gritará de júbilo, porque en el desierto brotarán corrientes de agua, y torrentes en la estepa..." - Is 35:4-6 -.

En el libro profético del Apocalipsis también podemos encontrar argumentos sobre la divinidad de Jesús si lo ponemos en relación a ciertos pasajes de Isaías, puesto que en - Is 44:6 - se puede leer: "Esto dice el Señor, rey de Israel, su redentor, el Señor omnipotente. Yo soy el primero y el último, no hay otro dios fuera de mi", donde vemos que Yahweh se atribuye a si mismo el título de "primero y último", reservado tan sólo a Él. Mientras que si leemos - Ap 22:13-16 - "Yo soy el alfa y la Omega, el principio y el fin. Dichosos los que lavan sus vestidos para tener derecho al árbol de la vida y a entrar en la ciudad por las puertas. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los homicidas, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira. Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para testificar estas cosas acerca de las Iglesias". Aquí vemos claramente a Jesús otorgándose a sí mismo ese mismo título: o Isaías y San Juan se equivocan o Cristo es en verdad Dios mismo.

Así mismo existe un versículo sobre Yahweh que lo llama creador del cielo y de la tierra: "Esto dice el Señor tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo soy el Señor, el que lo ha hecho todo; el que despliega, él sólo, los cielos; el que afirma la tierra sin ayuda alguna" - Is 44: 24 -. Y San Pablo de Tarso usa estos términos al referirse a Jesús: "...porque por él mismo fueron creadas todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra, lo invisible y lo visible, tanto los tronos como las dominaciones, los principados como las potestades; absolutamente todo fue creado por él y para él." - Col 1:16-17 -. Otro claro ejemplo de la divinidad de Cristo, al atribuirle la creación del Universo, que corresponde tan sólo a Dios creador.

El testimonio de la Tradición

Para terminar y apuntalar toda la argumentación bíblica expondremos a continuación el pensamiento de los Padres de la Iglesia, como muestra de las creencias de los primeros cristianos y claro ejemplo de la Tradición:

"Ignacio, llamado también Teóforo, a la [iglesia] que ha sido bendecida en abundancia por la plenitud de Dios el Padre, que había sido preordenada para los siglos futuros para una gloria permanente e inmutable, unida y elegida en una verdadera pasión, por la voluntad del Padre y de Jesucristo nuestro Dios.."
- San Ignacio de Antioquía, 110 d. C., Carta a los Efesios (I) -

Recordemos que San Ignacio, obispo de Antioquía, fue discípulo de los apóstoles San Pablo y San Juan, y el segundo sucesor de San Pedro en su ciudad. Sus opiniones son de gran importancia, ya que nos muestran casi directamente la opinión de los apóstoles.

"Las divinas Escrituras testimonian ambas cosas sobre él [Cristo]: que es hombre sin belleza y pasible (Is 53,2-3), que se sentó sobre el pollino de una asna (Zac 9,9), que bebió hiel y vinagre (Sal 69[68],22), que fue despreciado del pueblo y que descendió hasta la muerte (Sal 22[21],7.16); pero también que es Señor santo y Consejero admirable (Is 9,5), hermoso a la vista (Sal 45[44],3), Dios fuerte (Is 9,5), que viene sobre las nubes como Juez de todos (Dan 7,13.26). Esto es lo que las Escrituras profetizan de él. En cuanto hombre, lo era para ser tentado; en cuanto Verbo, para ser glorificado..."
- San Ireneo de Lyon, 202 d.C. Contra los Herejes (III.9.2) -.

Aqui puede verse cómo San Ireneo de Lyon, defendiendo la doble naturaleza de Cristo (Divina y humana), le atribuye títulos divinos como "Señor", "Dios" y "Verbo".

Como último testimonio y para abarcar algunos siglos más veamos la definición dogmática resultado del primer Concilio de Nicea, contra la herejía Arriana:

"Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho..."
- Credo de Nicea-Constantinopla, 325 d.C. -

Un saludo en el Corazón de Nuestro Señor y Dios Jesucristo.
Con la colaboración de Dushan.

Fëanar

Corpus Christi

CORPUS CHRISTI

En este post hablaremos de la Fiesta del Corpus Christi, celebrada el domingo pasado.

EXPLICACIÓN

El Corpus Christi (En latín "Cuerpo de Cristo") es una fiesta establecida por la Iglesia Católica para conmemorar la institución de la Eucaristía por Jesucristo en Jueves Santo, con el fin de realizar a la misma una adoración solemne y pública. La misma suele incluir una procesión en la que la Hostia Consagrada (Ver Presencia Real de Cristo en la Eucaristía) es llevada en una custodia.

En un principio esta fiesta se celebraba el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de resurrección, pero después del Concilio Vaticano II se traspasó al domingo siguiente.

La celebración del Corpus Christi (También llamada Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo o Corpus Domini) proviene del siglo XIII, Cuando Urbano IV la instituyó oficialmente (bula Transiturus) en 8 de septembre de 1.264. Dos acontecimientos contribuyeron especialmente a esta decisión:

Las visiones de Santa Juliana de Mont Cornillon; os pongo un extracto de corazones.org:

Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad. Ella comunicó esta visión a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa Urbano IV.

El Obispo Roberto se impresionó y decidió establecer un día para esta fiesta. El siguiente papa, el cardenal Pantaleón, por intercesión del obispo de Liège declaró la solemnidad para toda la Iglesia Universal.

El otro acontecimiento que influyó sobre esta situación fue el milagro Eucarístico de Bolsena/Orvieto; durante una misa en esta localidad el padre Pedro de Praga (Que volvía de Roma de una peregrinación a la tumba de San Pedro debido a sus dudas de Fe) celebró una misa en la cripta de Santa Cristina, en Bolsena, cuando en el momento de la Consagración la Hostia Consagrada empezó a sangrar generosamente, manchando el corporal.

Este milagro fue ratificado por el Papa Urbano y contribuyó positivamente a la instauración de la fiesta. Actualmente se pueden contemplar las muestras de sangre en la misma cripta donde tuvo lugar.

En esta fiesta, aparte de la misa, se suelen celebrar procesiones por las calles llevando las Santa Hostia en lugar preferente.

Como detalle os dejo un refrán popular de España: "Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión".

Un abrazo en Cristo.

Verdadera presencia de Cristo en la Eucaristía

VERDADERA PRESENCIA DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA

En este artículo trataremos sobre la Eucaristía y de la presencia real y plena de Cristo en ella.

BÁSICO


Antes de nada explicaré qué es la Eucaristía: Se trata de la celebración de la consagración del pan y el vino durante la misa y su posterior ingesta por los fieles. Nosotros creemos que ese pan y vino, en el momento de la consagración, pasan a ser verdadero cuerpo y verdadera sangre de Cristo, aunque se conserven los accidentes de la materia anterior (Color, olor, forma, textura y demás del pan y del vino).
A la transformación del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo se le llama transubstanciación. Algunos católicos (Y muchos protestantes) creen que la Eucaristía es simplemente un recuerdo de la última cena, un símbolo, y que no es más que una forma de recordar cómo Jesucristo se entregó por nosotros.
Nada más lejos de la realidad: La Eucaristía es el momento culmen de la misa, donde el sacerdote pide a Dios que se haga presente verdaderamente en el pan y el vino. Es la forma que tiene Cristo de hacernos a todos partícipes de su sacrificio, y así es como ha de entenderse, como la renovación del sacrificio de Cristo, que se da gratuitamente a todos nosotros.


INTERMEDIO

Esto lo hacemos porque Cristo en persona nos dijo que lo hiciésemos, concretamente en estos versículos:

"Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: 'Tomad y comed. Esto es mi cuerpo'. Después tomó un cáliz, dio gracias y se lo dio, diciendo: 'Bebed todos de el, porque esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos para remisión de los pecados'." - Mt 26:26-28 -
"Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: 'Tomad, esto es mi cuerpo'. Después tomó un cáliz, dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de el todos. Y les dijo: 'Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos'." - Mc 14:22-24 -

De manera muy parecida aparece en el Evangelio de Lucas, no así en el de Juan, que no hace referencia a ese hecho en concreto, pero si a la Eucaristía (Cómo veremos más adelante). Hasta aquí todo claro, los versículos son lo suficientemente explícitos: "Esto es mi cuerpo". Sin embargo las críticas exegéticas vienen por otro lado, veamos lo que dice San Pablo sobre la Eucaristía:

"Yo recibí del Señor lo que os he transmitido: Que Jesús, el Señor, en la noche que fue entregado, tomó pan, dio gracias, lo partió y dijo: 'Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía'. Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: 'Este caliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que la bebaís, hacedlo en memoria mía'." - 1Cor 11:23-25 -

Los que quieren negar su presencia aducen que Jesús simplemente ordenaba recordarlo con este rito ("hacedlo en memoria mía"), sin afirmar que Él estaba realmente ahí. Como veis el argumento cae por su propio peso; Cristo afirma que esto es mi cuerpo, por lo tanto no puede ser un rito ni nada simbólico. Sin embargo este mismo fragmento sirve para afirmar que Jesús no sólo limitó la Eucaristía a esa noche, si no que ordenó que lo hiciésemos nosotros también ¿Quienes nosotros? Los apóstoles que estaban reunidos con él y sus sucesores, por supuesto.

¿De verdad pensaba San Pablo que la Eucaristía era un símbolo? Veamos lo que dice justo después:

"Por eso, el que come del pan o bebe del cáliz del Señor indignamente será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examine cada uno su propia conciencia, y entonces coma del pan y beba del cáliz. Porque el que come y bebe sin considerar que se trata del cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación." - 1Cor 11:27-29 -

Queda bastante claro, no sólo lo dice, si no que afirma que quien comulgue sin estar limpio de pecado comete sacrilegio. Esto no tiene sentido si no se trata en verdad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Existen muchos versículos que se refieren a la Eucaristía y Su presencia real en la misma, por ejemplo:

"Jesús les contestó: 'Os aseguro que no me buscáis porque habéis visto milagros, sino porque habéis comido pan hasta hartaros. Procuraos no el alimento que pasa, sino el que dura para la vida eterna; el que os da el hijo del hombre, a quien Dios Padre acreditó con su sello'. Le preguntaron: '¿Qué tenemos que hacer para trabajar como Dios quiere?'. Jesús les respondió: ' Lo que Dios quiere que hagáis es que creáis en el que él ha enviado'. Le replicaron: ¿Qué milagros haces tu para que los veamos y creamos en ti? ¿Cual es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo'. Jesús les dijo: 'Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo; mi Padre es el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo'. Ellos le dijeron: 'Señor, danos siempre de ese pan'." - Jn 6:26-34 -

Aquí vemos cómo Jesús afirma que el pan de Dios, que es el que da el Padre, es el pan de la vida eterna, nosotros creemos que se refiere directamente a la Eucaristía (Pan de vida eterna, que nos da el Padre).

Puede ser una metáfora, sin duda, y ese pan referirse a la salvación, a la Buena noticia o a lo que queráis, sin embargo echémosle un vistazo a la luz de este otro fragmento:
 
"Jesús les dijo:'Yo soy el pan de la vida. El que viene a mi no tendrá hambre, y el que cree en mi no tendrá sed jamás. Pero ya os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis. Todos los que el Padre me da vendrán a mi. Al que viene a mi no lo rechazo, pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y ésta es la voluntad del que me ha enviado, que yo no pierda ninguno de los que él me ha dado, sino que los resucite en el último día'. [...] Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. Éste es el pan que baja del cielo; el que come de él no muere." - Jn 6:35:40, 48-50 -

Esto ya es más difícil que sea una metáfora. Jesús afirma que él es "el pan de la vida", y dice que el que coma de este pan no morirá nunca, es decir, que resucitará.

"'Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo'. Los judíos discutían entre ellos '¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?'. Jesús les dijo: 'Os aseguro que si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mi y yo en él. Como el Padre que me ha enviado vive y yo vivo por el Padre, así el que come vivirá por mi. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que comieron los padres, y murieron. El que come este pan vivirá eternamente'." - Jn 6:51-58 -

"Yo soy el pan vivo bajado del cielo", otra vez lo repite, demasiado para una metáfora, ¿no? Efectivamente. Jesucristo ES el pan bajado del cielo que da la vida eterna. Sus discípulos y los judíos que le escuchaban (Recordemos que se encuentra en la sinagoga de Cafarnaun) se extrañan ¿A qué se referirá? La antropofagia está severamente castigada por la ley mosaica, debe de ser una metáfora o un simbolismo. Jesús responde bien claro: "Os aseguro que si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros" y también que "mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Ante semejante afirmación no queda más que creer.

Pero de todas formas aun frente a este pasaje hay gente que insisten en que se trata de una metáfora o un simbolismo, para responderles veamos en la continuación del versículo la reacción de sus propios discípulos:

'Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: 'Esto que dice es inadmisible. ¿Quién puede admitirlo?'. Jesús, conociendo que sus discípulos hacían esas críticas, les dijo: ¿Esto os escandaliza? ¡Pues si vierais al hijo del hombre subir adonde estaba antes! El espíritu es el que da vida. La carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Pero entre vosotros hay algunos que no creen' (Jesús ya sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a traicionar). Y añadió: 'Por esto os he dicho que nadie puede venir a mi si no le es dado por el padre'. Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y no andaban con él." - Jn 6:60-66 -

¿Por qué se iban a escandalizar si no fuese precisamente porque creían que estaba hablando literalmente? ¿Por qué abandonar al que, hasta ese momento creías el mesías? Jesús bien pudo haber aclarado perfectamente el simbolismo, de hecho lo hizo en otras ocasiones, cuando sus discípulos no le entendían. ¿Porqué no lo hizo? Porque no había nada que aclarar. Jesús es bien explícito.

A la actitud de sus "discípulos" (Entiéndase por seguidores, en estos pasajes los judíos, discípulos y seguidores se refiere siempre a aquellos que admiraban y seguían a Jesús pero no se atrevían a dar el paso final, esto es: reconocerle como el mesías) hay que contraponerle la respuesta de Pedro y los apóstoles; "¿También vosotros queréis iros?", le pregunta, a lo que Pedro responde: "Señor, ¿a quién iremos? Tu tienes palabras de vida eterna".

Para terminar éste nivel pondremos un ejemplo bíblico de la eucaristía en las primera comunidad cristiana:
"Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la unión fraterna, en partir el pan y en las oraciones. [...] Todos los días acudían juntos al templo, partían el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón..." - Hch 2:42,46 -

Efectivamente, partir el pan, la llamada fracción del pan es la Eucaristía.

AVANZADO


Antecedentes en el A.T.
 
Puestas ya las bases neotestamentarias comprobemos lo que Dios nos cuenta en el Antiguo Testamento:

"El Señor habló a Moisés: 'Di a Aarón y a sus hijos: Este será el ritual del sacrificio por el pecado: la víctima será inmolada delante del Señor en el lugar donde se inmolan los holocaustos: es una cosa santísima. La comerá el sacerdote que la ha sacrificado; la comerá en lugar sagrado dentro del atrio de la tienda de la reunión. Todo cuanto toque la carne quedará consagrado. Si la sangre salpicare alguna vestidura, esta será lavada en lugar sagrado." - Lev 6:17,20 -
"La carne del sacrificio de reconciliación ofrecido en acción de gracias deberá comerse el día mismo en que se ofrece, sin dejar nada para el siguiente" - Lev 7:15 -

Como vemos aquí Yahweh exigía una ofrenda real y viva para el perdón de los pecados (Animales en este caso). No se trata de que Dios quiera el sacrificio de inocentes, si no de reparar el daño cometido. Cómo la naturaleza humana impide reparar adecuadamente ningún tipo de ofensa a Quién todo le debemos, Dios creó el cauce necesario: un sacrificio de alguien sin culpa, ofrecido como compensación (la supresión de algo bueno nuestro para "hacer justicia"). En esta ofrenda, al igual que en la comunión, la víctima es consumida en su totalidad (pues su carne es sagrada) para alcanzar la común-unión con Dios.

Para nosotros ya no hay sacrificio animal: Jesucristo (enteramente hombre, por tanto, parte "ofensora") se da de manera perfecta y completa (Como enteramente Dios, omnipotente) como víctima ofrecida por el pecado. Nosotros ya no sacrificamos animales porque Cristo mismo se ha ofrecido a cambio, pero el principio es el mismo.

"Esa misma noche comeréis la carne asada al fuego, con panes sin levadura y hierbas amargas. No comeréis nada crudo ni cocido en agua; todo ha de ser asado al fuego: cabeza, patas y entrañas. No dejaréis nada de él para la mañana siguiente; si queda algo, lo quemáis." - Ex 12:8-10-

El cordero debía ser macho y sin mácula, ingerido completamente en la noche de Pascua. Nuestra noche de Pascua es la Eucaristía, en la misma Cristo mismo se entrega a nosotros, él es el cordero prefigurado en éxodo, tal y cómo lo señala Juan el Bautista: "Éste es el cordero de Dios". - Jn1:36-.

Aclaración del capítulo 6 de San Juan

La palabra griega original que utiliza Juan para referirse a la Carne de Cristo es Sarx (σάρξ), cuya definición en griego es "Carne, trozo de carne, cuerpo, ser vivo, hombre". Otras dos palabras referidas a carne utilizadas en el Nuevo Testamento son Kreas (κρέας) , que significa "trozo de carne" y es utilizado refiriéndose a carne animal (Véase: 1Cor 8:13 y Rom 4: 21) y Sarkinos ( σάρκινος), referido a la carne simbólica de la concupiscencia - el equivalente al adjetivo "carnal" - (Por ejemplo: Rom 7:14 y 2 Cor 3:3).
De las tres posibilidades el evangelista elige la que directamente implica la presencia real de su propia carne (para los angloparlantes les puede servir la comparación entre "flesh" y "meat") y desecha las demás. Por si quedaba alguna duda.

La Eucaristía en la Tradición

Los apóstoles, los padres de la Iglesia y la Iglesia Católica ha creído siempre en la Verdadera presencia de Cristo en la Eucaristía.
 
"porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la misma que, por su bondad, resucitóla el Padre".
- San Ignacio de Antioquía, Siglo I (Smyrn. 7: BAC 65,492-493) -


“...porque Cristo es el pan de los que tocamos su cuerpo. Pedimos, pues, que nos sea dado diariamente, a fin de que quienes vivimos en Cristo y recibimos su Eucaristía diariamente para alimento de salud, no seamos separados de su cuerpo por algún delito grave que nos prohíba el celeste Pan y nos separe del cuerpo de Cristo"
- San Cipriano de Cartago, Siglo III (De dominica oratione) -

No fue precisamente hasta el siglo XI, cuando Berengario de Tours (m. 1088) influido por las ideas de Scotus Eriugena (m. 889) rechazó por primera vez la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y aunque murió reconciliado pública y privadamente por la Iglesia dio pie a la negación posterior por muchos reformadores (Si bien Lutero, curiosamente, fue uno de sus defensores). Zwinglio de Zurich la negó directamente y Calvino trató de llegar a una especie de término medio nefasto.
Fue en Trento donde la Iglesia ratificó la Fe de los Apóstoles:

CANON I.-Si alguno negare, que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se
contiene verdadera, real y substancialmente el cuerpo y la sangre juntamente con el alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y por consecuencia todo Cristo; sino por el contrario dijere, que solamente está en él como en señal o en figura, o virtualmente; sea excomulgado.

- Concilio de Trento, 8ª sesión, 1547 d. C. -


¿Sólo carne?:

Hay que hacer notar que si bien la expresión "el cuerpo y la sangre de Cristo" pueden hacer creer que es tan sólo el cuerpo de Cristo lo que se transubstancia en realidad es Cristo completo: Cuerpo, sangre, alma y divinidad. Así mismo todo ello está enteramente presente en todos y cada uno de los pedazos (por pequeños que sean) de cualquiera de las dos especies (pan o vino). La justificación de estas aserciones excede el nivel y la longitud permitida para este artículo, las podréis encontrar en una de mis páginas fuente, enlazada al final del mismo.


Más información en apologética.org.

¡Ésta es la fe de los Apóstoles, ésta es la fe de los antiguos Padres, ésta es la fe de los católicos!